Hace de todo, no pitea por nada

Hace de todo, no pitea por nada
este es el testigo y cómplice

lunes, 4 de abril de 2011

Bifurcación

Siempre hay que decidir por algo, siempre en la vida hay que tomar por una opción, decidir. Estaba caminando, atrás de ellas hasta que llegamos a la esquina. Una seguía por la avenida Brasil y la otra se desviaba por Colombia. Por Brasil iban 35 años aproximadamente y por colombia 19 joviales y venturosas ilusiones -impacientes de conocer la vida, el modelaje, la farándula, la vida de grandes y famosos- y con poco recorrido, en esta vida de altibajos.
Yo decidí usar mi blcak berry, sorteando uno que otro ser que entorpecían la buena visibilidad. Era decidir por el alimento que llena los ojos, la lujuria, esos minutos de instinto animal que hay que atender para estar tranquilo. Caía la tarde, con las ganas de trabajar con el bochorno de marzo y las noticias que en unos minutos llegaría el tsunami, del maldito terremoto de hace unas horas en el lejano Japón. La gente de playa y nuestro litoral estaba expectante, con los comunicados de la Capitanía del Callao. 35 años, espectaculares piernas y nalgas -enfundadas en un pantalón blanco ceñido que dibujaba su cuidada figura -que podría ser una modelo de barrio-, aunque de talla media o baja para mi gusto.
No puedo decir que no caminaba mirándola e imaginándola a mis pies, atenta y diligente a mis requerimientos amatorios, en todas mis exigencias conocidas y por innovar. A cada contonéo de esas caderas amplias, mi mente perturbada la deseaba, disimulando con el desvío de mis miradas, y esquivando los seres que cada vez más esporádicos encontraba. Faltaban dos cuadras y se me perdería en la concurrida avenida, y además, si no coincidíamos, yo me iría rumbo al banco de Comercio.

 Volteó y dijo: !Tío!... !Que gusto verte! Pensé que era un sátiro, un violador o un enfermo que me andaba siguiendo hace unas cuadras. Pensé que hablaba con alguien, atrás mío, y miré de reojo. !Tío! Soy tu sobrina Fiorela. Soy hija de tu hermano Alberto. !Uf! Si fuera así, sería un bochorno carajo, pensé, guardando mi black berry y sus imágenes. Entonces me pareció sentir que venía el tsunami.

Bajó la velocidad del paso y yo no podía hacerlo por verguenza, de fizgón atrevido e impertinente y lujurioso. En la penumbra de esos metros, a la altura de una caseta de serenazgo, se detuvo, volteó, miró y sentí una contundente caricia en el estómago. Era frío, metálico y profundo. Sentí un zacudón. !Tsunami! !Tsunami! gritó, y se fue corriendo como el viento tibio del verano, que se lleva algo. ............

Enviado desde mi BlackBerry de Claro. Fotos de internet













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