Hace de todo, no pitea por nada

Hace de todo, no pitea por nada
este es el testigo y cómplice

viernes, 24 de junio de 2011

¡¡¡Cuánto!!!!!!!!!!!

Cuánto quieres para estar dos horas -dijo con el rostro esquivo y con cierta incomodidad.
Qué, me dije, mirando a discreción, a ambos lados, apoyado al auto...
Hasta 200 te puedo dar, añadió.
 Calles de San Isidro. En sus  penumbras se escondieron

!Carajo!, eso lo saco en una semana. Toqué mi celular en el bolsillo del pantalón.
Vamos, !decídete! Que no tengo el humor y la paciencia... y menos el tiempo. Parecía q ella estaba nerviosa, o yo, o ambos. No hubo tiempo para precisarlo, y creo q no importó.

El carro, estacionado en la penumbra de la av. Dos de mayo -volteando Arenales para Arequipa- no permitió ver el rostro, menos el cuerpo; pero resaltaban las luces de los controles en el tablero del carro.
Pasan los escasos carros de viernes, nueve de la noche.

Tenía dos horas para la chupa con los patas de la universidad. Era una interesante y atrevida manera de hacer hora. Todo dependía de él.

No tenemos que hablar, y mejor si no nos conocemos. Estoy sola en casa, pero estas cosas es mejor hacerlas afuera, dijo reflexionando. Siguió el carro y pasamos por calles tranquilas y luminosos hoteles. Me extravié y confuso entre mirarla, escucharla, la música, las bonitas y ordenadas calles. Bajó la velocidad y adelante se abrió una puerta por donde ingresó el carro.

Había un discreto movimiento y ella caminó segura y subimos al segundo piso. Al fondo de la casona, elegante y una habitación, que tenía de todo, de todo, me di cuenta a los minutos.

A un novedoso sonido, contestó su celular y conversó brevemente con discreción y algo nerviosa. Se tocó el cabello y luego se acarició el derrier, como mimándose o preparándola. Volteó, y recién vi el rostro de la mujer madura, mestiza, bien vestida y pintada y perfumada. Entonces, tocándose la sien, fue y bajó la llave de luz, y volvimos a la penumbra, que no me dejaba.

¡Putamare...!!! Qué se supone que debo hacer, si prefiere el silencio y el anonimato. No puedo llamar a mis causitas por algún consejo, al final, a ninguno de los huevas les escuché hablar de ésto. Yo jugueteaba con mi blackberry en la mano izquierda.

Allí hay batas, si quieres, aunque te prefiero en cueros. Debió ser un buen cuerpo hace muchos años, pero, en fin, ya estaba en el cuento.
Sé que se alteró hablando y sólo percibí lejanamente "que carajo crees que hago si no me tocas, mientras otras sí son bien atendidas. Tengo mi plata y no jodas...". Hubo un silencio.
Mientras buscaba un canal de adultos la vi cruzar por el pie de la cama rumbo al baño y gocé de ver una mujer madura y de cuerpo fuerte y sus kilos demás, carne de más, pero parecía carne de primera. Me excité y esperaba lo que tenía que llegar. Me friccioné lo que salía del susto esperando la carne -!que meyo! me dije sintiendo un ligero temblor en el cuerpo-.

Volvió al celular, una pausa en la penumbra y me di cuenta que estaba vestida como cuando llegamos. Yo lubricaba, me agarró el miembro y dijo resignada "estoy al filo" lo sacó, miró y agregó "estoy en el límite". Qué preguntar. Me cambié y salimos. Yo hervía, confundido y arrecho. Toma 200 y cien por quedar así, jodido: ¡eres un buen chico!

Tomó mi celular y grabó su número, sabrás cuando te llame y te veré en el mismo sitio.
Salimos y me llevó a Javier Prado Oeste, me tocó la pierna y más, y se fue. No que era mejor no conocernos? Ta`sta la huevas la tía. Yo puse una caja de chelas y una fuente de jalea con mis patas. Esa noche borracho me corrí soñándola, atrevida y juguetona en la cama.

Qué cosas que pasan, y qué cosas les pasa a la gente. No dejé de pensar antes de escribir ésto. Una experiencia que me había sacado de cuadro aquella mujer que debía tenerlo todo incluyendo un hogar. Qué pieza era yo en esa historia.

Era nuevamente viernes, haciendo tiempo con mi yunta en el Superva, con un par de chelas bien heladas, mirando y remirando la hora en el cel, no esperaba que se me pasara alguna llamada. Y miré al rato, Puta`mare, un mensaje, dice que... "Sal, que paso por la puerta"

Dile a tu papá que conmigo te acostaste. Toma mi tarjeta.
También me dio un sobre grueso.
?Qué? Qué mierda tiene que ver mi viejo con mis puterios?
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Fotos de internet D.R

jueves, 16 de junio de 2011

El reencuentro o el desencuentro de dos mundos.

Aquella noche disfrutamos tanto; la verdad, ella más que yo. Se darán cuenta cuando lean, brevemente, esta historia.
Debimos habernos gustado mucho, amado en silencio y deseado a morir. Y quedó lapidado todo ello, más nuestros caprichos, los de ella más que los míos; pero al final, fue una locura... una tierna y loca historia. Pudo ser, tal vez, un estúpido capricho con fatales consecuencias.
Ella de las afueras de la ciudad, perfil bajo, sencilla, sin mucha educación q su secundaria, pero con más dinero la familia, y sí, caprichosa y soñadora. Yo, de la ciudad, popular y amiguero en el colegio, familia modesta y muchos proyectos.
Internet: Cuerpos pintados D.R

En el colegio ella pasó desapercibida para mí. Ella supo de mí y de un amor, su amiga.
Ya en Lima, "nos" volvimos a ver, en veredas diferentes de poder económico. Fallidos encuentros y otra vez el silencio. Coincidencias, encuentros y renació o nació -según el lado- o afloró esa pasión congelada.
Noches y días de locura y pasión. Noches y madrugadas de alegría, descontrol y bebida. Ella intentaba rehacer, con poca fortuna, su destrozado matrimonio. Yo al borde del abismo con el mío, lo perdería en esas andanzas.

Ya no eramos chiquillos de cuando alguna vez nos hubiéramos cruzado furtivas miradas. Era o no, estaba propuesta la decisión. Ella decidida, si yo la acompañaba en este proyecto de vida. Sus hijos con nosotros, y los míos, donde ellos quisieran.
Eramos dos mundos, con raíces y pasado muy parecido, pero con un presente diferente cultural, académico y socio-económico. El amor era el nexo o la unión, un capricho o una historia de deseo que había q completar. Si no, iba a estar como las almas en pena, perdidas, q no descansan en paz y deambulan -a veces, eternamente-.

Obra del pintor Guayasamin
Casi abandonamos nuestros hogares, !casi!. Nuestros cuerpos hablaron en largas y extendidas noches o tardes... Mucho se dijeron y nuestras mentes eran el complemento, y no a la inversa. No sé en qué momento el río se bifurcó...
!No lo sé!
O, no lo recuerdo...
Sólo recuerdo que es un bello, tierno y ya un osado recuerdo...
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martes, 7 de junio de 2011

Un robo de amor



Una llovizna discreta caía por la avenida Pizarro al terminar la tarde d aquel otoño. Yo esperando a Gloria q llegaría de Piñonate.
Me guarecí bajo el viejo ficuz que se erectaba en el paradero de Villacampa, con las hojas sucias por el humo diario de los carros q feroces transitaban... Ambulantes y negocios de todo tipo alborotaban el ambiente.


Yo extrañaba a Gloria, las cosas no iban del todo bien y quería verla, verla con muchas ansias y fue así q quedamos en vernos aquel sábado. Puntual, bañado y talqueado para todo. Y con todo. Todito, todito, todo. El clima estaba xa acurrucarse.


El rico Rímac era conocido por sus quintas y callejones que cobijaban tipos del mal vivir y dueños de lo ajeno. Pero, la Cristal helada, nos confundía a buenos y malos.


A las 7 me robaron el reloj d mi hermano. A las 7 y 15 mi ipod. A las 7:30 mi billetera con la pensión de la univ. A las 7:45 me agarré a golpes con un vigilante q entraba a su turno y creyéndome "gente d mal vivir" me quiso botar del paradero, "con roche y todo".


A las 8:00 pasó Gloria en un microbús y bajaron algunos, y su llamado desde la ventana del carro q ya arrancaba me despertó, agitando la mano e intentando sacar la cabeza y gritando, me dijo q me llamaría xa vernos otro día.


Cansado y aburrido, mandando a la mierda me largué con un nudo en la garganta y erecto como el árbol de la avenida Pizarro.


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