Hace de todo, no pitea por nada

Hace de todo, no pitea por nada
este es el testigo y cómplice

viernes, 10 de mayo de 2013

Un hombre nuevo



Estaba idiotizado, intentando y reintentando ingresar a sus cuentas –todas encriptados, seguros como él solo los tenía– infructuosamente, una y otra vez: con los códigos que sus dolores de cabeza le permitían filtrar.

Escuchaba en el microbús, yendo a casa al salir del trabajo  –cuando caía la tarde y la noche lo arrullaba con su cuerpo cansado-, el partido de fútbol Perú Brasil. Todos atentos esperando a que clasificara al mundial de fútbol Brasil 2014. Dos buses de la 73M se correteaban disputando pasajeros: era una loca carrera en las avenidas. Torturaba el calor infernal  y el caos vehicular del Centro, a esas horas. Viernes de juerga, de chelas, de encuentros poéticos…. Ya por Independencia, el bus aceleró más,  chocó y volcó –fueron varias vueltas de campana-, su cerebro se revoloteó, fue una mescolanza.

Despertó. Habían pasado varios días. Quiso ingresar a Facebook, Plaxo, Sónico, Wix, blogs, cajeros; correos de Yahoo, Gmail, Hotmail, Twoo, Linkedin, You Tube, Netlog......y no pudo. Un tiempo siguió insistiendo con las claves.

plg

Sin identidad, no se existe en este mundo virtual. DR internet





viernes, 3 de mayo de 2013

LAS MULETAS DISCONFORMES


Abrió los ojos y soñoliento extendió la mano a las muletas y automáticamente -de memoria- se abalanzó para ir al baño con ellas, cuando se sintió en el aire y rumbo al piso. Cayó de bruces en la oscura noche.

Despertó su mujer en sobresalto y encendiendo la linterna le preguntó qué pasaba.

Otra vez las muletas de mierda no estaban en su sitio.
No estaban donde lo dejaste? o no recuerdas dónde lo dejaste.
Mujer, es la quinta vez que no me crees. O dices que estoy borracho, que las lagunas mentales ya me joden, o que siempre ando loco; pero no me crees lo que te digo. Dijo, ya acomodado y sentado en el piso de madera con ropa y cosas que arrastró en su caída.
La mujer encendió la luz del cuarto y Paul más tranquilo dijo algunas  cosas más.
Incrédulo, el otro día al dormir amarré una muleta a la pata de la cama. No te conté pero al ir al baño solo fui con una muleta. Tú estabas mal y no te lo dije ni te desperté. La última, amarré las dos muletas entre sí, y al amanecer que fui al baño, seguían así; pero a media madrugada que las busqué, no estaban.

Ella lo miraba con sorna escondida, se rascaba el culo, como quien cada Semana Santa, escucha nuevamente los repetidos y aburridos sermones.
Ya oye. Vamos a dormir y no jodas. O hagamos algo interesante, le dijo dándole la espalda y levantando el trasero.

Paul, se agarró la rodilla izquierda y se sobaba.

La mujer, en camisón, salió y trajo las muletas.

Y cómo sabes tú dónde estaban -dijo amargado

.....

Tirado en la cama, y ya en silencio se dijo para sus adentros: Y qué carajo diría esta mujer de la vez que salí en la noche como canguro en una pata, cuando escuché que las muletas se cayeron por la puerta de la cocina. Yo no lo había dejado allí.

Estas muletas, en sus cinco años de vida, que yo sepa, sirvieron a dos accidentados, a un cabro finado y a la vecina y a la esposa de un amigo.

Ya amor, hay que dormir que mañana tenemos que ir al hospital para que te quiten el yeso. Supongo que solo usarás una sola muleta.

Quedaron a oscuras al dormir y, esta vez, las muletas no regresaron: se fueron para siempre.
...... 

plg
Foto: edimerial srl