Después de tanta propaganda política, el ambiente estaba saturado. Se respiraba a propaganda por radio, tv., periódicos, internet, afiches, banderolas, letreros, volantes, altoparlantes, avionetas, paredes, cerros y cuanto medio se les ocurriese.
Era la fiesta de cierre de campaña de las elecciones de PPK y en la manifestación grité a todo pulmón, incluso como huevón, pero estaba eufórico y era por algo seguro. Cargamos, banderolas, bombos, avellanas, matracas, pitos y mucha pica pica. Estuvo el Grupo 5, La Tigresa del Oriente y otros, animando la fiesta de la democracia. La plaza San Martín era un loquerío, antes, durante y después.
Ahora, como chisme de la Urraca, saben que soy peladito y desde muchacho lo fui, creo que por herencia, mi padre también lo fue, y nunca hice nada o me llegaba para hacer algo por evitarlo. Me decían en algunas conversas que era un peladito simpático, agraciado, y con pelo no seria igual y sugerían que siguiera así. Y así es.
Terminamos celebrando y bailando en la modesta casa de una dirigente en SJL. Pero ahora recuerdo que fui allí y no a otro sitio -que fueron muchas casas en Lima- donde se celebraba el éxito de la manifestación y augurando pasar a la segunda vuelta. Con quien fuera ganaríamos por los buenos comentarios que circulaban en todas las redes sociales y el comentario de la calle.
Había una morena, una negrilla que me miraba y la pesqué en esas, mirándome. "Aquí está mi presa". Entonces las miradas se cruzaban como perros callejeros -que fea comparación- y hasta intercambiamos gestos, luego comentarios sueltos y frases e interjecciones, cuando la manifestación o la multitud lo hacía, o en el bus que nos llevaba a la zona, entre bullerío y chongo con las banderolas que salían por sus ventanas.
Bailamos y sacaron cervezas en plena ley seca. Primero con discreción y luego sin importar nada. Conversamos en grupo, reíamos y festejábamos cada gracia, de donde viniera. Todo sobre el mitin de cierra de campaña, imaginamos el Peru con PPK, etc. Yo ya alucinaba con la negrilla mientas la cerveza hacía lo suyo. Cada vez que hablaba me miraba, escuchaba y auscultaba. Comentaron de la atrevida señora que tomó de las criadillas a PPK y rieron todos, coincidieron que eso, fue una subida de popularidad del candidato y parte del éxito. Ella entonces como un gato atisbó y cual felino atrevido repitió la escena de PPK
Me cogió firmemente de las criadillas y pronunció esas palabras mágicas
Yo sé lo que son los peladitos y no soltó mi pepecuy
Todas se miraron en silencio. Y en un lenguaje no verbal se pusieron de acuerdo y...
!Que viva mi pepecuy!
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Enviado desde mi BlackBerry de Claro.
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