Hace de todo, no pitea por nada

Hace de todo, no pitea por nada
este es el testigo y cómplice

viernes, 16 de septiembre de 2011

El puente de los lamentos

              "Esa peligrosa tentación, q todas ellas son, en algún momento..."

Andrea era la colegiala, cimbreante y coqueta, vivía intensamente sus catorce años. Se ciñó la falta a las piernas -con las manos q planeaba sus sinuosas nAlgas y formados muslos- y mirando a ambos lados subió lentamente el puente peatonal de La Pascana, mientras algunos, discretos la auscultaban y, otros, llenadores de microbuses lanzaron piropos con deseos reprimidos. Otros la siguieron con ojos alborozados, en silencio todo el puente, mientras ella se arreglaba la falda plomiza -como este cielo brumoso q encapotaba Lima en julio- mirando en derredor cada cierto tramo. Sabe lo q tiene, comentaron. Uno nunca sabe quién està detrás de esos ojos q auscultan...

Los colectiveros, cobradores y fizgones sentados en la pintarrajeada banca -con publicidad del BCP y una veterinaria-, continuaron la rutina, mientras q al otro lado del puente se repetía el alboroto. Era la una de la tarde y los estómagos reclamaban combustible... Amiguera, subió a uno de esos tantos mototaxis y ...

Varias personas cayeron o se suicidaron de ese puente, violaron a una colegiala q subió a un mototaxi y otra a una combi. Este puente fue testigo de tragedias de sangre y desgarradores gritos y abundante llanto dlos familiares, y q los vecinos intentan borrar de su memoria y no pueden... esperan q el tiempo logre su trabajo. Mientras, las parafilias transitan en todos los senderos, los puentes y escaleras de esta metrópoli.
Ahora...hay gente q cruza el puente en las madrugadas y dicen q se oye lamento, quejidos y asta súplicas...

Hoy, el cielo chispeaba unas menudas gotas de agua salada, q jugaban estrellándose en el rostro de los caminantes, mientras vaporeaba el ambiente con el abrir de boca de los q hablaban y bostezaban... La hermana de Andrea, ya señorita y con similares atributos, recorría una y otra vez, cada vez más provocativa ese puente y a esa hora...

Cuatro colegialas llegaron jugueteando, traviesas, brincando subían y bajaban y regresaban por los peldaÑos mojados y con rastros de lodo. ColegiAlas q recordaban a Andrea. Mostraban lo que los hombres que®ìan. Se detuvieron a uno y otro lado de la baranda ante el chillar de una ambulancia en frenesí carrera. Jugaron y festejaban en sonoras y cómplices carcajadas

Viejos y jóvenes, repetían libidinoso ritual que mojaba y humedecía.... como alucinando el poema de Sodoma Acababa en infinitos suspiros, angustias y lamentos...
Esa banca, mejor dicho ese paradero... era un nido. Aquí se engEndró un enfermo, un desadaptado. Sucios, desaliñados o achorados "raperos". Eran caseritos jòvenes y viejos (sin mujer y sin vidas) los q se sentaban todos los días a verlas pasar (se reunían pendejos, arrechos y depravados).
Fue cuando lo reconocieron en el paradero y una chica arremolinada aulló entre dolor y odio:
!!!Violador!!!! !Violador!! !!!es el Violador!!!....

Se lo llevaron, dicen, a la cárcel. Pero el paradero sigue...sigue sin él pero sigue como muchos otros paraderos y escaleras y puentes, solitarios -sobre todo en las noches-, cómplices del mal vivir...siguen allí también cada medio dìa. En el ambiente sigue el baho lúbrico; sobre todo en los q se sientan en esa banca...esperando el paso de las chiquillas.
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Pedro López ganvini

Enviado desde mi BlackBerry de Claro.

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