La esquina de Santa Rosa.

          A veces, se muere sin haber amado...

!Te juro q me gustó!
Tengo cuarenta, pero fue como esos amores a primera vista de adolescente. Que te gusta, sueñas besarla, disfrutar de prolongadas conversas, paseos por las calles oscuras en la noche en el centro de Lima... Aunque no la tengas, aunque tu sed de amor y pasión no llegues a saciar -contó Klaus, a su compañero de celda en Lurigancho.

Batía su pelo al viento, se acomodaba el cabello q filtraba entre sus dedos; meneaba la cabeza como una briosa yegua, se miraba su abultado pecho y su sinuoso trasero q bien lo esculpía el jeans, desembocando en botines de gamusa marrón. Su pasarela era el balcón, y miraba, a veces, la Iglesia de Santa Rosa, q ajena veía transcurrir su vida.

La verdad, no sé por qué nos fuimos a vivir a Comas, si nacimos en el centro de Lima. Prácticamente mi vida lo he hecho allí. Por eso será la nostalgia cuando estaba por el centro, entro al Cordano, camino y divago x jr Callao, Rufino Torrico, pte Sta Rosa, hueveo a lo macho x Trujillo, La Alameda, Pizarro y Villacampa, etc. Pese a lo complicado y peligroso, q siempre es, sobre todo en las noches. Creo q fue intempestiva nuestro cambio de distrito x mi viejo mujeriego.

En la esquina de enfrente, atendían una tienda de ceras, escapularios, imágenes, santos y vírgenes... A veces humeantes anticuchos, ingeniosos ambulantes, presurosos transeúntes, y pendejos choros q merodeaban sigilosos. Yo en el segundo piso de la pollería Rokys, casi vacío, saboreando en solitario mi pollito a la brasa. Como quisiera q estés a mi lado comiendo...



En las noches, la vida se oscurecía...

 En el segundo piso vivía aquella flaca, trigueña como la tarde de verano, miel como los picarones de sus ojos y trémula, como algún pasado inmisericorde, q no la dejaba.

Regresó a la siguiente semana, pero solo como un hermitaÑo, pidió su cuarto de pollo, uno quemadito de ayer o anteayer, dijo sonriendo a la animosa y risueÑa mesera q lo atendía. Previamente hizo larga su InKa Cola y pidió q pusieran Fox Sport para ver fútbol.
Acabó el partido y ni rastros de la chica con la que la semana pasada se miró, la flirteó con discreción, le mandó besos volados y mordidas de labio y muecas y señas, para decirle q volvería el siguiente sábado por la tarde... !ahora!!!!, mejor dicho. Pero no apareció. Ella, feliz atendió el galanteo y respondió con sensuales miradas y gestos.

La tarde cayó y se vistió con su tul color penumbra y luego se hizo noche
Y su tristeza le dio valor para ir a preguntar.
Ah señor, !era mi hija Lorena! Era su amigo? La mató el miserable d su esposo xq la vio el sábado pasado haciéndose señas con el que dice q sería su amante... Fíjese señor.. Mil veces hubiese estado mejor con ese hombre q pensó era su amante, q con el asesino q lo quisiera que esté en la cárcel o inválido, sufriendo y sufriendo hasta morir de viejo -dijo ahogándose en odio y pena.

!Señor! Usted es el de la otra tarde q enamorado se miraban con Lorena... Verdad? -escuchó Klaus mientras salía de su trance-. Pues su marido lo mató xq dijo q no le podía ser infiel, menos con usted, su hermanastro -espetó una grácil mesera de la pollería q llegó de a brincos, sorteando los carros y que lo miraba con angustia y pesar....
El silencio infinito, sórdido y sepulcral, empezó a desconcertar y matar vidas.

Afuera, inundaba la caída de la tarde, el olor de zahumerios, anticuchitos, pollo a la brasa y el meloso turrón de octubre....
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